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Cómodamente Insensible

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Por Pablo Mora Luna, trabajador social, docente universitario, emprendedor local.

Para quienes nos gusta la obra musical de Pink Floyd este título es una de las canciones del álbum The Wall, quiero partir con ello pues es lo que ha ido ocurriendo en nuestro mundo los últimos 40 años y que se ha agudizado en la última década.  El bombardeo progresivo de imágenes y escenas de violencia en los noticieros de TV de modo explícito, pero también en las series animadas que ven nuestros hijos, los “juegos” disponibles en el ciberespacio a los cuales tantos practican diariamente y que a veces  tiene características de adicción, se va reflejando lentamente en una sociedad que ha normalizado la violencia, lo abyecto, lo brutal, como la forma en que nos relacionamos los seres humanos.

Quisiera detenerme un momento en la “gradualidad” como elemento clave de este cambio social, creo algun@ recuerda el experimento de la rana en una olla con agua hirviendo, el resumen es que si pones una rana en un recipiente con agua extremadamente caliente hará  lo imposible por saltar inmediatamente fuera de él, sin embargo, si primero la pones en un recipiente con agua a temperatura ambiente y vas calentando lentamente ésta se irá adecuando progresivamente a la temperatura y no intentará escapar hasta cuando prácticamente esté hirviendo.  En definitiva, el uso progresivo de estímulos (imágenes, escenas, noticias, juegos virtuales, etc.) han ido preparando de manera sistemática a la sociedad humana a asumir la violencia, el terror, la masacre y la muerte como parte NORMAL del paisaje.  Nos han dicho de modo subliminal que así son las relaciones humanas, así es nuestro mundo y no te debe inquietar cuando te encuentras con el sufrimiento y la muerte de otros a manos de un mismo ser humano que infringe conscientemente ese daño.

NO queridos ciudadanos, no es normal la guerra, no es normal el dolor provocado conscientemente a otro ser humano, no es normal la tortura y la muerte, no es el modo en que la razón y nuestra propia naturaleza nos invita a existir.   El genocidio en la Franja de Gaza que está quitando miles de vidas de hombres mujeres y niños palestinos inocentes no es normal, el secuestro y asesinato de israelíes a manos del grupo terrorista Hamás no es normal, la guerra orquestada en territorio Ukraniano por la OTAN contra Rusia no es normal.

No es ese el modo en que podemos avanzar como humanidad, es antinatural, somos seres cuya esencia es social y por tanto comunitaria; nuestro lenguaje, nuestro modo natural de desarrollarnos es gregario, es de solidaridad grupal frente a las dificultades de la sobrevivencia.  Así lo demuestran miles de actos diarios de generosidad, allí están “médicos sin fronteras” prestando servicios sanitarios a riesgo de sufrir daños propios, los actos cotidianos de apoyo entre vecinos, la preocupación medioambiental, los avances en equidad de género, la sensibilidad ante la Violencia intrafamiliar, el acuerdo mundial sobre derechos humanos, sociales, económicos y políticos firmado por todas las naciones del mundo son cada día noticias y hechos que demuestran que un mundo basado en la fraternidad, la solidaridad y la justicia son no solo posibles sino son el único camino que nos queda para enfrentar el cambio climático y todo lo que se nos viene en el futuro inmediato.

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