Abogado constitucionalista dijo que este Acuerdo “no garantiza nada”, pero que debe ser aprovechado para generar el cambio que se quiere. Asegura que Convención Constituyente y Asamblea Constituyente son prácticamente lo mismo.
ANGOL.- El abogado constitucionalista Fernando Atria Lemaitre realizó una visita a Angol este sábado, donde se reunió con ciudadanos en el Parque Escuela Normal, oportunidad en que se refirió al acuerdo nacional por la Paz para una nueva Constitución, firmado por los partidos políticos del país tanto oficialistas como de oposición, producto de la presión generada por el estallido social que se inició en Chile hace un mes.
En conversación con Malleco7, el reconocido político señaló que dicho acuerdo “no es el ideal, pero sí abre por primera vez la oportunidad para deshacernos de la Constitución heredada de la Dictadura de Pinochet y tener otra creada en democracia, cuya finalidad no sea inutilizar la política democrática como ocurre hoy, sino que darle poder a la gente para definir cómo es el Chile que queremos vivir”.
Fernando Atria, aclaró que “este acuerdo, que no fue logrado por los dirigentes políticos, sino que por el pueblo movilizado, abre una oportunidad que no habíamos tenido en 30 años”.
-¿Garantiza este acuerdo que esta constitución se concrete o, como usted dice, a esta puerta abierta hay que ponerle el pie para que no se cierre?
Sí, hay que poner el pie para que no se cierre la puerta; este acuerdo no garantiza nada, sólo es una oportunidad que no había estado abierta nunca y la misma fuerza que logró esta oportunidad, que fue el poder del pueblo movilizado, es la que podrá concretar esta posibilidad para que se convierta en una nueva constitución.
-¿Entonces el llamado es a seguir movilizados?
Este acuerdo no puede ser una razón para una “desmovilización”, sino que al contrario, puesto que ya sabemos lo qué pasa cuando creemos que la movilización ha logrado su objetivo. Cuando se produce la “desmovilización” del pueblo finalmente no se concreta nada; ya hemos pasado por ahí en otras ocasiones y espero que no ocurra de nuevo y que el mismo pueblo movilizado vele porque tengamos una nueva Constitución dada en democracia por primera vez en la historia de Chile.
ARGUMENTO CONOCIDO
-Algunos sectores señalan que una nueva Constitución desvía la atención de las otras demandas que tiene la gente ¿cree usted que esto sea así?
Bueno, a estas alturas conocemos muy bien ese argumento que dice que una nueva constitución no importa. Los que hoy nos dicen eso, son los mismos quienes ayer nos decían que era inconstitucional el Sernac, la titularidad sindical y muchas otras cosas y son los mismos que en el futuro, si quisiéramos abolir las AFP, dirían que es inconstitucional hacerlo; eso también lo conocemos y también ha pasado, entonces es un discurso oportunista y ya sabemos reconocerlo como tal.
-¿Existe una diferencia entre Asamblea Constituyente y Convención Constitucional o es sólo para no molestar a quienes se niegan a una nueva Constitución?
Es una cuestión puramente de palabras. Cambiar Asamblea Constituyente por Convención Constitucional, es para no reconocer del éxito que este acuerdo significa. Es un órgano elegido por el pueblo con el mandato exclusivo de darnos una Constitución y que una vez que cumple con ello se extingue; bueno, pónganle el nombre que quieran, nosotros sabemos exactamente que eso es una Asamblea Constituyente.
-En términos simples, ¿cómo se realizaría este proceso?
Este es un proceso que supone un plebiscito que se realizará en abril de 2020, donde el pueblo se pronunciará sí quiere o no una nueva constitución; en caso de ser así, también tendría que decidir quiénes harán esta constitución, si será una convención mixta, conformada por parlamentarios y la gente, o una convención constitucional, que es una Asamblea Constituyente que sería íntegramente elegida por la gente. Si eso ocurre, entonces, al mismo tiempo en que se realicen las elecciones municipales y de gobernadores el próximo año (en octubre), se elegiría por parte del pueblo a los integrantes de una asamblea constituyente que tendrían que elaborar la nueva constitución, la cual una vez terminada deberá ser aprobada o rechazada también a través de un nuevo plebiscito.