Estudiante universitario estaba manifestándose pacíficamente y a rostro descubierto en Temuco cuando recibió un balín disparado por un carabinero de Fuerzas Especiales. Es una de las más de 190 personas que han perdido sus ojos por disparos policiales.
ANGOL.- Luis Jiménez Caamaño, de 26 años, quien estudió en el Liceo Enrique Ballacey, actual alumno de Servicio Social en la Universidad Santo Tomás de Temuco y funcionario de la Municipalidad de esa ciudad, salió en el estallido social a protestar pacíficamente, con la cara descubierta y sin lanzar una piedra a carabineros, pero sus derechos humanos igual fueron vulnerados cuando un balín disparado por un carabineros le cegó uno de sus ojos, sumándose a los más de 190 ciudadanos que han sido cegados por disparos policiales desde que se iniciaron las protestas en contra del gobierno.
FUERTE REPRESIÓN
Luis entregó su desgarrador testimonio a Malleco7, partiendo porque el sábado 19 de octubre supo que había una marcha hacia la plaza Dagoberto Godoy, frente al Hospital Regional, y como él vive muy cerca, en los block cerca de la Torre Caupolicán, acudió y al llegar se percató inmediatamente de que las FF.EE estaban reprimiendo a los manifestantes con lacrimógenas, con el guanaco y con el zorrillo, “estaban atacando con toda la artillería a la población que se manifestaba”, dijo.
“Asegurar que cuando yo participé de la marcha en ningún momento usé ninguna capucha, no me tapé nada, muchas personas me decían, tápate la cara, y yo decía no me la voy a tapar porque yo no estoy haciendo ningún daño, sólo me estaba manifestando, porque está en mis derechos manifestar mi malestar social”, contó Luis Jiménez.
Alrededor de las 19:30 horas, estando en la misma plaza, agregó, recibió un primer balín en el pecho, el cual logró tirarse hacia afuera hasta sacárselo, para volver a su departamento, donde un amigo enfermero lo efectuó curaciones; cuenta que ahí tomó dos botellas con agua y volvió a la plaza, y estando ahí recibió el impacto de una lacrimógena en la cadera que estuvo a punto de tirarlo al suelo, siendo auxiliado por personas que lo ayudaron a salir hacia la calle Blanco, la cual atraviesa en diagonal la Avenida Caupolicán y pasa entre la plaza y el hospital.
El alumno dice que siguió en la movilización, que en general era pacífica, aunque “no te voy a mentir que había otras personas que estaban realizando actividades como destrucción, pero yo no me adherí a eso, yo me preocupé de que no le llegaran lacrimógenas a los chicos que estaban más atrás”.
Alrededor de las 10:20 fue alcanzado por el chorro del carro lanza aguas, percatándose de que había carros de FF.EE en calle Blanco y en la Avenida Caupolicán y también un piquete de Carabineros, por lo que ante el riesgo decidió volver a su departamento.
Cuenta que ahí llegó a la Avenida Caupolicán y vio que en la torre que lleva este mismo nombre había personas caceroleando, instante en que desde el lado donde estaban los carabineros apareció un civil y le advirtió que estos lo tenían identificado. “Me dice, oye ándate para tu casa, ya te han visto los carabineros, te tienen identificado, saben quién eres, y tápate la cara, y le dije que no me iba a tapar porque nada tenía que ocultar”.
IMPACTO EN EL OJO
Fue ahí, cuando cruzaba Caupolicán, que recibió el impacto del balín en el ojo, pero creyó que había sido una de las lacrimógenas que pasaron junto a él. En ese terrible momento “tomé la decisión de correr hacia donde estaban todas las personas marchando a pedir ayuda; había muchas niñas y dicen el loco perdió el ojo, le dispararon en el ojo, hay que ayudarlo, hay que ayudarlo; yo estaba tratando de calmarme y respirar profundo, tapándome el ojo, y seguía saliendo la sangre, corría y corría la sangre y aparece una niña con un pañito blanco, que era como una toallita mojada y me dice límpiate rápido, empiezo a limpiarme el ojo y veo el paño que sale lleno, pero lleno, lleno de sangre”.
Cuenta que siempre presionándose su ojo para evitar el sangrado cruzó por la calle Freire la Avenida Caupolicán para ir a su departamento por detrás de la Torre Caupolicán, pero como venían carabineros otros manifestantes que lo acompañaban huyeron. El no pudo porque veía con un solo ojo. Cuenta que ahí se aferró a una reja y entre 4 o 5 policías lo golpearon hasta que se soltó y lo llevaron a un carro de FF.EE., donde lo dejaron tirado sobre una banca. “No tiré combos, no tiré patadas, porque iba ser aumentar la violencia”, cuenta Luis Jiménez.
Arriba del carro repentinamente uno de los policías le sacó una foto de su ojo destruido y luego “empiezan a conversar entre ellos y a hablar por radio y dicen tenemos al chico de Caupolicán, ya lo atrapamos, le disparamos en el ojo, qué hacemos ahora, luego empiezan a hablar por clave”.
AL CESFAM Y HOSPITAL
De ahí los carabineros de FF.EE. lo llevaron al Cesfam Miraflores y por la gravedad al Hospital Regional, donde le confirmaron que había perdido la visión de su ojo; relata que aquí la funcionaria que los llevó a efectuarse radiografías y escáner lo trató súper mal, como si fuera delincuente, a tal punto que tuvo que increparla porque eso no correspondía.
Ahí los carabineros le dijeron que estaba detenido por desordenes públicos, estando dos horas esposado en el hospital, hasta que el fiscal lo dejó en libertad; aún así permaneció toda la noche en una situación muy difícil en este centro asistencial. “Estuve toda la santa noche sentando en un pupitre, yo con mi ojo sangrando, me pusieron un suero o algo así y con el trapito afirmándome para que no siguiera sangrando”.
El domingo lo derivaron al hospital de Valdivia, donde primero lo operaron para coser su ojo y luego como seguía sintiendo molestias pidió una radiografía, la que reveló que todavía tenía alojado el balín en la cuenca ocular, por lo que otra vez fue operado y aunque rogó al personal médico que resguardaran el balín, porque era una prueba muy importante, al despertar le dijeron que lo habían tirado.
HOSTIGAMIENTO POLICIAL
De vuelta en Temuco, Luis cuenta que salió a comprar y cerca de la Avenida Caupolicán fue seguido por carabineros durante 4 cuadras e incluso al llegar a esta arteria preguntó si todo estaba tranquilo y la gente le indicó que sí, sin embargo, igual fueron lanzadas lacrimógenas. Agrega que ahí se fue por otra calle hacia su departamento y fue seguido por un furgón de Carabineros. Dice que toda esta situación lo dejó muy mal y la contó a los profesionales del Instituto Nacional de Derechos Humanos, quienes le dijeron “ten cuidado, trata de que tu caso se haga masivo lo más pronto posible porque no es normal”.
196 CASOS
Luis Jiménez confiesa que él nunca ha estado a favor de la violencia y cree que el gobierno se está pasando. “Si te das cuenta las cosas que está tirando Sebastián Piñera, porque ni siquiera le puedo decir Presidente, las reformas que está haciendo no ayudan, como dicen todos, está apagando el fuego con bencina, no está dando soluciones, la ley de encapuchados la está haciendo más rígida, antiterrorista también la está haciendo más fuerte, quizás se siente presionado por las grandes empresas”.
“No tiene perdón, son 196 casos aproximadamente, 196 personas que han perdido su ojo, piensen, no son solo las personas, son las familias completas que sufren, y tiene que haber un proceso de rehabilitación, tiene que haber un proceso de volver a acostumbrarse a que no es lo mismo la visibilidad con un ojo que con los dos, el trauma y el problema sicológico que te deja esto es de por vida”.
Por último, el joven angolino hizo un llamado a la policía. “Hago un llamado a Fuerzas Especiales y a Carabineros, tengan cuidado con sus armas de no atacar de esta forma a nadie, hay familias de fondo, hay muchas personas desaparecidas, hay muchas vulneraciones de derecho, hay personas abusadas sexualmente, entonces hasta dónde vamos a llegar”.
Esta crónica también es acompañada de la fotografía del busto del Libertador Bernardo O’Higgins en la plaza Las Siete Fundaciones de Angol, en la cual algún manifestante desconocido puso un parche rojo sobre uno de sus ojos, como una forma de llamar la atención respecto de la gente que ha sufrido estos traumas oculares en el país.