Isabel Concha López es una de las pocas mujeres angolinas en realizar esto en últimas décadas. Nacimiento fue con varias condiciones de seguridad; mamá explicó que así evitó la “violencia obstétrica” que se da en los partos en los hospitales.
ANGOL.- En un ambiente cálido, tranquilo, lleno del amor de su familia y dando todos los tiempos que el cuerpo de su madre, Isabel Concha López, necesitaba para parir, vio la luz de este mundo Alicia Paz Cifuentes, luego que su progenitora tuviera un “parto en casa planificado con asistencia profesional”, transformándose en una de las pocas mujeres que lo han hecho en Angol en las últimas décadas.
La madre -en un acto de confianza que este medio agradece- entregó su testimonio de este parto ocurrido el 14 de mayo. Contó que cuando nació su primer hijo vivió la violencia obstétrica en un hospital y después cuando llegaron sus mellizas quería que nacieran en casa, pero no pudo porque una venía podálica (de pie), lo que era un riesgo para ella.
VIOLENCIA OBSTÉTRICA
Isabel Concha dijo que ella tomó esta decisión para no volver a sufrir la violencia obstétrica en un hospital, donde en los partos realizan varias intervenciones innecesarias y no respetan los procesos normales del cuerpo, como la utilización del medicamento misopostrol, que ponen en el cuello del útero para generar las contracciones, y el suministro vía endovenosa de oxitocina sintética, una hormona que el cuerpo libera naturalmente para desencadenar el trabajo de parto.
“Todas intervenciones innecesarias, pero con este afán de querer sacar rápido la guagua no le dan el tiempo al cuerpo para que vaya liberando oxitocina, que es una hormona que la mujer libera en su trabajo de parto y que tiene que tener ciertas condiciones para que se libere, por ejemplo el calor, la intimidad, el silencio, las condiciones que el cuerpo necesita para que este trabajo de parto se desencadene”, contó la madre.
CUMPLIR CONDICIONES
Dijo que para poder realizar el parto en casa se requiere cumplir con varias condiciones, como una gestación saludable, que la guagua venga cefálica (con la cabeza hacia abajo), estar acompañada de matronas, que son profesionales del parto, como ella lo estuvo con dos, y estar a 15 minutos de un hospital en caso de una urgencia; además, a las 41 semanas se hizo una ecografía para asegurarse de que su guagua y ella estaban bien.
Dijo que como es profesora de yoga, todas sus gestaciones han sido cuidadas con una alimentación sana, y en las mismas se ha ayudado con yoga prenatal para mitigar los dolores del trabajo de parto, esto con ejercicios respiración y libre movimiento.
Otro aspecto importante es informarse del proceso de gestación porque se piensa que después de las 40 semanas hay riesgos y se tienen que interrumpir los embarazos, y “en mi caso, ahora con mi cuarta hija, yo seguí el proceso de gestación hasta las 41 semanas más 2 de gestación”.
27 HORAS
El trabajo de parto duró 27 horas y en éste “toda mi familia participó, porque fue un día normal, pero con mis contracciones, donde mis mellizas estuvieron conmigo, mi hijo mayor estuvo conmigo, mi marido estuvo conmigo y mis matronas también estuvieron conmigo desde que comenzó mi trabajo de parto”, contó Isabel.
Todo este trabajo de parto fue necesario para su cuerpo, porque éste es sabio, dijo, agregando que equivocadamente está mitificado que las madres no pueden tener esta labor muy prolongada, “esos tiempos son los que se adelantan o apresuran, porque los hospitales tienen el afán como de sacar rápido a la guagua”.
Para Isabel Cocha López tener a su bebé en casa “fue un acto político, porque yo finalmente tomo autonomía de mi propio cuerpo, se pierden los miedos en relación a un parto, como que siempre se piensa que un parto es algo riesgoso y que a la madre o al hijo le puede pasar algo, entonces en relación a eso como que los médicos interrumpen los tiempos de gestación, instrumentalizan y medicalizan las gestaciones de manera innecesaria”.
“Uno tiene que tomar y concebir el parto como algo sagrado, como algo bello, como un acto de amor, como un acto mamífero, porque eso es lo que somos nosotras las mujeres, mamíferas que vamos a parir a nuestros hijos”, agregó.
Por último, Isabel planteó que un ginecobstetra francés plantea que si queremos cambiar el mundo, hay que cambiar la forma de nacer y Alicia Paz “nació en una condición sumamente amable y amorosa, las primeras voces que escuchó fueron de su papá, quien cortó el cordón de manera tardía, porque son procesos que en los hospitales generalmente no respetan por este aceleramiento de que todo sea rápido”.