Factores climáticos y plantaciones de árboles exóticos han afectado su cuenca. Información se conoció en séptima reunión de implementación del Acuerdo Voluntario y Gestión de Cuenca del Río Picoiquén, realizada en Campus Angol de la Ufro.
ANGOL.- En un 30% ha disminuido el caudal de la cuenca del Río Picoiquén en los últimos 20 años, según señaló Bernardo Reyes, ecólogo, presidente de la Fundación Nahuelbuta, quien participó en la séptima reunión de implementación del Acuerdo Voluntario y Gestión de Cuenca del Río Picoiquén, realizada este viernes en el Campus Angol de la Universidad de La Frontera, Ufro.
En conversación con Malleco7, señaló que “la cuenca del Río Picoiquén tiene una larga trayectoria de deterioro, lo cual ha sido provocado por 3 factores”. El primero “es que no están cambiando los patrones de uso de suelo, lo que genera daños y amenazas, como el monocultivo forestal de pino, eucaliptus, cerezos o de manzanos que son de rápido crecimiento y que requieren de mucha agua”. Indicó que no existe actualmente un balance hídrico de la cuenca y se está gastando más caudal de lo que se genera “por lo tanto, seguir autorizando plantaciones ha significado un deterioro sostenido del río”.
Reyes explicó que en 1974 se creó el decreto Ley para incentivar la Reforestación, sin embargo, a su juicio, “ha habido un desatino institucional, en el cual Conaf por 40 años no fiscalizó lo establecido por la Ley de Bosques del año 1929, que señala que hay que proteger la fuentes de agua; es decir, existe una falta grave de las autoridades que han permitido las plantaciones al borde mismo de las aguas y uno de los desafío que tenemos es generar un área de protección no menor de 30 metros e incluso de 50 metros, dependiendo de las características de las pendientes”.
AMENAZA
El segundo factor expuesto por Bernardo Reyes es que “no hay una respuesta institucional ante estos temas; el decreto de protección de agua del 2017 establece un margen demasiado estrecho, no es adecuado, generando la disminución de pluviosidad de la cuenca entre un 25 y un 30% en los últimos 20 años. Eso es exagerado, deberían estar sonando todas las campanas de alerta; no puede ser que una ciudad con 55 mil habitantes no proteja la única ruta que la abastece del recurso hídrico”.
Tercer factor de amenaza “es el cambio climático, el cual significa sequías más intensas, periodos de lluvias más cortos e intensos que erosionan los suelos impidiendo el crecimiento de vegetación nativa”. Agregó que las amenazas más graves afectan a las araucarias que por millones de años evolucionaron bajo condiciones climáticas muy distintas a las que existen actualmente y ahora se están extinguiendo.
“La especie que es icono, ahora está en peligro de extinción, por la sequedad; ¿qué vamos a hacer si se pierde la araucaria?, eso nos está indicando que se pierde el agua, la señal es clara y los riesgo a la vida son altos”, sostuvo.